viernes, 2 de noviembre de 2012

BLOQUE VI BISFERA






MODULO VI


BIOSFERA

El delgado manto de vida que cubre la Tierra recibe el nombre de biosfera.
Es una capa relativamente delgada de aire, tierra y agua capaz de dar sustento a la vida, que abarca desde unos 10 Km. de altitud en la atmósfera hasta el más profundo de los fondos oceánicos. En esta zona la vida depende de la energía del Sol y de la circulación del calor y los nutrientes esenciales.
La biosfera ha permanecido lo suficientemente estable a lo largo de cientos de millones de años como para permitir la evolución de las formas de vida que hoy conocemos.
Las divisiones a gran escala de la biosfera en regiones con diferentes patrones de crecimiento reciben el nombre de regiones biogeográficas.

2.4.1 RELACIÓN CLIMA-SUELO-VEGETACIÓN
La distribución de los diversos tipos de climas determinan diferentes tipos de paisajes, llamados regiones naturales (biomas).

REGIONES NATURALES
Región natural. Es una porción de territorio con características uniformes en cuanto al clima, el relieve, la flora y la fauna, en donde se desarrollan determinadas actividades económicas, según los recursos que esa región ofrezca.
Otros elementos importantes en la formación de las regiones naturales son la hidrología (ríos, lagos, aguas subterráneas) y los diversos tipos de suelos.
En la regiones de clima húmedo con abundantes lluvias, el suelo superficial es pobre debido a que el exceso de humedad lo oxida (lixiviación) y la capa de suelo productivo está a más de 50 cm. de profundidad, a donde se filtran los nutrientes. Estos son los llamados suelos forestales, donde se desarrollan la selva, el bosque mixto y el bosque de coníferas, ya que las largas raíces de los árboles les permite tomar los nutrientes del subsuelo. No son suelos aptos para la agricultura.

En las regiones de clima seco, donde abundan las arenas o en aquellas con predominio de roca caliza, la poca precipitación que llega a producirse, de inmediato se infiltra, por lo que su hidrología es de aguas subterráneas. Aquí se desarrollan suelos de desierto o suelos calizos (terrarrosa) que sostienen una escasa vegetación. Tampoco son aptos para la agricultura por su gran porosidad y carencia de materia orgánica.
En México, debido a la existencia de variados tipos de clima, también se cuenta con la mayoría de las regiones naturales.

Factores abióticos
Los factores abióticos que determinan la distribución y características de los vegetales y los animales que habitan cada bioma son los siguientes:
  • El clima: Es un elemento preponderante en la formación de los biomas. El calor, la luz solar y la humedad son elementos fundamentales para el desarrollo vegetal. Los animales adoptan diferentes características de acuerdo al clima en que viven y también de acuerdo a la vegetación de la zona.
  • El relieve: Las diferentes alturas determinan grandes diferencias en las características de la flora y la fauna.
  • El suelo: Según la constitución de suelo, orgánicos, fértiles, arcillosos y ricos en sedimentos fluviales, arenosos, calcáreos o salinos (característicos de zonas estériles), los vegetales cambian sus características y varía su cantidad, lo mismo que la fauna.


2.4.1.1. REGIONES BIOGEOGRÁFICAS

La Biogeografía es la rama de las ciencias que estudia la "distribución geográfica de los seres vivos", o sea "geografía de la biosfera". Puede dividirse en "fitogeografía" (distribución geográfica de las plantas) y "zoogeografía" (distribución geográfica de los animales).

Llamamos área biogeográfica a la "superficie de tierra ocupada por una entidad biológica (familia, género, especie, variedad) determinada".
Pueden establecerse a lo largo del globo distintas regiones, cuyos límites están establecidos en función de los grupos dominantes, grupos endémicos, etc. Pero en base a su capacidad para ampliar su área geográfica, los seres vivos que creemos característicos de una región pueden estar presentes en otros territorios.
De acuerdo con el criterio de Engler, modificado por Mattik en 1964, estas regiones se clasifican de la siguiente manera:
Regiones del mundo
Regiones Fitogeográficas
Regiones Zoogeográficas
I. Región Holártica
I. Región Holártica
II. Región Paleotropical
II. Región Etiópica
III. Región Neotropical
III. Región Oriental
IV. Región Cápense
IV. Región Australiana
V. Región Australiana
V. Región Neotropical
VI. Región Antártica
VI. Región Antártica
VII. Región Oceánica
VII. Región Oceánica

Las regiones se dividen a su vez en dominios, provincias y distritos, basándose en la vegetación, y se trata de integrar en cada territorio plantas y animales.

REGIONES FITOGEOGRÁFICAS

Región Holártica. Ocupa los continentes o islas del hemisferio norte desde, aproximadamente los 30º de latitud Norte hasta el polo. Se caracteriza por sus grandes bosques de coníferas, como la taigá Siberiana; la tundra, donde hay hongos, musgos o líquenes; sus bosques de hojas caducas, abedul, roble, álamo; su producción de gramíneas, como trigo, cebada, centeno y arroz, y su vegetación xerófita, como los agaves, cactus, mezquites y yucas. Los climas son secos, templados, fríos y polares.
Región Paleotropical. Ocupa las regiones tropicales de África; Asia menor, sur de Asia; Malasia, Indonesia y Polinesia. En la región se ubican selvas tropicales, selvas monzónicas, vegetación xerófita, sabanas y desiertos. Los climas predominantes son los tropicales con lluvias todo el año, de monzón, de lluvias en verano y secos, ya sea esteparios y desérticos.
Región Neotropical. Ocupa los trópicos de América, desde el extremo sur de Estados Unidos de América hasta el estrecho de Magallanes, a excepción de la angosta zona de bosques patagónicos que pertenecen a la región antártica. Su vegetación está relacionada con la región paleotropical; pero hay varias familias importantes como las cactáceas.
Predomina el clima tropical lluvioso, aunque también hay templados (Cw), en las partes altas, y secos, sobre todo esteparios. En los climas tropicales prevalecen las selvas tropicales lluviosas con palmeras, caobas, cedros rojos, árboles de caucho y ceibas, entre otros. Los pinos son propios del norte de la región y las araucarias del sur, en climas templados.
Región Cápense. Está limitada en la zona del Cabo de Buena Esperanza, donde crece una flora distinta a la del resto de África. A ella corresponden climas templados y secos, en los que hay vegetación de pradera (herbáceas) y vegetación xerófita, como la típica welweistchia del Kalahari y el árbol mai de Sudáfrica.
Región Australiana. Abarca Australia y se caracteriza por la abundancia de Eucaliptos con cerca de 500 especies, además de acacias y casuarinas. Los climas que predominan son secos, templados y, al noroeste de la isla, una pequeña parte son tropicales.
Región Antártica. Cubre el extremo suroeste de América del sur, Nueva Zelanda, las islas subantárticas y la Antártica. Aunque el clima predominante es el polar (EF y ET), existen zonas de clima templado con lluvias todo el año (Cf), por lo que germinan las araucarias y la haya austral.
Región Oceánica. Ocupa los océanos con una flora macroscópica en la que abundan las algas, una fauna en la que hay una gran cantidad de peces, así como una riquísima flora planctónica.


REGIONES ZOOGEOGRAFICAS

Región neártica. Incluye Norteamérica y Groenlandia. Sus características son similares a las de la región paleártica. Animales característicos son el berrendo, bisonte, oso, castor, etc.
Región paleártica. Comprende toda Europa, África hasta el límite meridional del Sahara, gran parte de la península arábica y la mayor parte de Asia al norte de la línea del Himalaya. Incluye por tanto en general las zonas templadas y frías del hemisferio septentrional con la excepción de los desiertos cálidos de su límite inferior. La fauna es, pues, muy variada. Especies características son: bisonte, ciervo, oso, lobo, topo, lirón, jineta, puerco espín, glotón, lémming, buitre común.
Debido a que la fauna de las anteriores dos regiones está estrechamente relacionada, en muchas ocasiones se consideran como una sola a la que se le denomina Holártica, ya que corresponden a la región botánica del mismo nombre.
Región etiópica. Incluye el resto del continente africano, al sur del Sahara y la franja meridional de la península arábica. Los climas son tropicales (A), secos (B) y templados (C).Las especies características son: chimpancé, gorila, hiena, elefante, jirafa, hipopótamo, cebra, rinoceronte, avestruz. etc. Abundan los reptiles y los insectos.
Región oriental o Índica. Incluye el archipiélago malayo y todas las zonas de Asia que no quedan dentro de las regiones paleártica o etiópica. El clima es cálido o muy cálido. La fauna que destaca es: rinoceronte, orangután, pavo real, tigre, faisán, oso panda, etc.
Región neotropical. Comprende América central, Sudamérica y las Antillas. El clima es también muy variado desde regiones muy frías a otras muy cálidas. Especies características: aguti, oso hormiguero, guanaco, llama, zarigüeya, colibrí, caimán, piraña, serpiente de coral, etc.
Región australiana. Comprende Australia, Nueva Zelanda y nueva Guinea, las Molucas e islas circundantes. Se incluyen aquí zonas desérticas, climas templados y algunos frescos. En su fauna destacan los marsupiales, ratones, ave del paraíso, ave lira, papagayo, etc.
Región antártica. Apenas presenta vida vegetal y sus pobladores animales se agrupan básicamente en las franjas costeras, dependiendo del mar para su alimentación. Las bajas temperaturas son lo que limitan la vida animal.  Elementos típicos de su fauna: pingüinos y varias especies de focas, abundan también las aves marinas como gaviotas, cormoranes, etc., Así como una rica fauna marina (cetáceos, calamares y peces).

Región malgache. Comprende solamente Madagascar, con una fauna muy característica en la que los lémures son algunos de sus animales más abundantes  conserva especies muy arcaicas.

Región oceánica. Corresponde a la misma región botánica.



En América existen dos regiones: la Neártica, al norte del continente, y la Neotropical, en Centro y Sudamérica. La República mexicana se encuentra ubicada precisamente en la zona de confluencia y transición de estas dos grandes regiones biogeográficas, por lo que la flora y la fauna nacionales se han enriquecido notablemente, de tal modo que es posible encontrar aquí especies típicas del trópico, como el tapir o el quetzal, y de las regiones boreales, como el lobo, el águila real o el oso negro, por citar sólo algunas.
En todos estos tipos de ecosistemas se han establecido y evolucionado infinidad de especies animales, muchas de las cuales habitan únicamente en limitadas regiones de nuestro territorio, con ciertas características que no se repiten en ningún otro sitio del planeta. Se considera que, dependiendo del grupo de que se trate, entre un 30 y un 50% de los vertebrados mexicanos son endémicos.

Figura: Regiones biogeográficas de México


Pero no sólo el porcentaje de especies endémicas es sobresaliente en la fauna mexicana, ya que la diversidad total nos sitúa entre los cuatro países más ricos del mundo en términos biológicos. Por ejemplo, las aproximadamente 284 especies de anfibios nos colocan en el cuarto sitio a nivel mundial en diversidad de estos animales, siendo el 53% de ellas endémicas. Las 704 especies de reptiles que se han registrado en México (alrededor de 51% de ellas endémicas), nos convierten en el país con mayor número de estos animales en todo el mundo, y en cuanto a los mamíferos, se han registrado 449 especies terrestres (33% de ellas endémicas) y 50 marinas, lo que nos ubica en el segundo lugar a nivel mundial.
Las aves también son un grupo muy diverso, con alrededor de 1 100 especies (aproximadamente 80 de ellas endémicas), siendo nuestro territorio, además, la región de mayor importancia para las aves migratorias de América del Norte, ya que aproximadamente el 51% de ellas pasa el invierno en nuestro país. Finalmente, de los peces se han registrado 2 122 especies (384 de agua dulce), con un alto porcentaje de endemismo.

2.4.2 RECURSOS NATURALES

Son los elementos y fuerzas de la naturaleza que el hombre puede utilizar y aprovechar. Representan, además, fuentes de riqueza para la explotación económica. Por ejemplo, los minerales, el suelo, los animales y las plantas constituyen recursos naturales que el hombre puede utilizar directamente como fuentes para esta explotación. De igual forma, los combustibles, el viento y el agua pueden ser utilizados como recursos naturales para la producción de energía. Pero la mejor utilización de un recurso natural depende del conocimiento que el hombre tenga al respecto, y de las leyes que rigen la conservación de aquel.
Cuando se formaron las primeras concentraciones de población, el medio ambiente empezó a sufrir los primeros daños de consideración.
Los recursos naturales son de dos tipos: renovables y no renovables. La diferencia entre unos y otros está determinada por la posibilidad que tienen los renovables de ser usados una y otra vez, siempre que el hombre cuide de la regeneración.
Las plantas, los animales, el agua, el suelo, entre otros, constituyen recursos renovables siempre que exista una verdadera preocupación por explotarlos en forma tal que se permita su regeneración natural o inducida por el hombre.
Sin embargo, los minerales y el petróleo constituyen recursos no renovables porque se necesitó de complejos procesos que demoraron miles de años para que se formaran. Esto implica que al ser utilizados, no puedan ser regenerados.
Todo esto nos hace pensar en el cuidado que debe tener el hombre al explotar los recursos que le brinda la naturaleza.

El Agua
El agua, al mismo tiempo que constituye el líquido más abundante en la Tierra, representa el recurso natural más importante y la base de toda forma de vida.
La vida en la Tierra ha dependido siempre del agua. Las investigaciones han revelado que la vida se originó en el agua, y que los grupos zoológicos que han evolucionado hacia una existencia terrestre, siguen manteniendo dentro de ellos su propio medio acuático, encerrado, y protegido contra la evaporación excesiva.
El agua constituye más del 80% del cuerpo de la mayoría de los organismos, e interviene en la mayor parte de los procesos metabólicos que se realizan en los seres vivos. Desempeña de forma especial un importante papel en la fotosíntesis de las plantas y, además, sirve de hábitat a una gran parte de los organismos.
Dada la importancia del agua para la vida de todos los seres vivos, y debido al aumento de las necesidades de ella por el continuo desarrollo de la humanidad, el hombre está en la obligación de proteger este recurso y evitar toda influencia nociva sobre las fuentes del preciado líquido.
Pese a una aparente abundancia, el agua dulce, es relativamente rara en la biosfera.
A diferencia de muchos otros problemas de recursos que no llegarán a ser cruciales más que en un futuro más o menos lejano, el del agua dulce es actual. La mayor parte de los países industrializados sufren ya una grave penuria, incluso aquellos que a priori parecen mejor provistos de dicho elemento.
Si examinamos ahora, no los volúmenes de agua dulce disponible, sino su distribución geográfica, se constata que ese elemento es no solamente bastante escaso en la biosfera sino que además se halla muy mal distribuido en la superficie de las tierras emergidas. Así, en más de la mitad de los continentes, el agua dulce existe en cantidades insuficientes o bajo una forma inutilizable para los fines agrícolas o industriales.
Si tenemos en cuenta el incesante aumento de las necesidades de agua en la civilización contemporánea, se llega a la conclusión de que el agua es ya escasa en no pocas regiones del mundo. Figura en el primer plano de los recursos naturales susceptibles de faltar a la humanidad en un futuro próximo.

La atmósfera
No hay dudas de que la atmósfera constituye un recurso natural indispensable para la vida, y se clasifica como un recurso renovable. Sin embargo, su capacidad de renovación es limitada, ya que depende de la actividad fotosintética de las plantas, por la cual se devuelve el oxígeno a la atmósfera. Por esta razón, es lógico pensar que de resultar dañadas las plantas, por la contaminación del aire o por otras acciones de la actividad humana, es posible que se presente una reducción del contenido de oxígeno en la atmósfera, con consecuencias catastróficas para todos los seres vivos que lo utilizan.
El hombre, en su incesante avance científico-técnico, debe tomar las medidas adecuadas para que su propio desarrollo no haga a nuestra atmósfera víctima de la contaminación.

El Suelo
Uno de los principales recursos que brinda la naturaleza al hombre es el suelo, ya que en él crecen y se desarrollan las plantas, que sirven de alimento al hombre y los animales.
La formación de los suelos depende de un largo y complejo proceso de descomposición de las rocas, en el cual intervienen factores físicos, químicos y biológicos.
Para evitar la degradación de los suelos es necesario:
·         Evitar las talas y los desmontes desmedidos, así como las quemas, fundamentalmente en las                laderas.
·         Proporcionar al suelo la cobertura vegetal necesaria para evitar la erosión.
·         Evitar la contaminación que provoca el uso indiscriminado de productos químicos en la actividad agrícola.

Los Recursos Marinos
El agua oceánica ocupa casi el 71% de la superficie de la Tierra.
El océano mundial adquiere cada vez más importancia como fuente de recursos alimenticios. En sus aguas habitan cerca de 180,000 especies de animales; entre ellas, alrededor de 16,000 variedades de peces. También habitan aproximadamente 10,000 especies de plantas, que son indispensables en las cadenas alimenticias de los habitantes marinos.
Pero el océano, con su enorme extensión, no es fuente tan solo de alimentos. Debajo de las aguas existen recursos tan importantes para el hombre, como petróleo y gas, y de ellas es fácil obtener un alto número de elementos, tales como magnesio, bromo, boro, uranio, cobre, etc. La sal común, tan necesaria para la humanidad, es obtenida directamente del mar.
La Flora y la Fauna
La flora y la fauna representan los componentes vivos o bióticos de la naturaleza, los cuales, unidos a los componentes no vivos o abióticos, como el suelo, el agua, el aire, etc., conforman el medio natural.
La flora y la fauna representan recursos naturales renovables, de gran importancia para el hombre. De la flora proviene una gran parte de los alimentos y medicamentos, así como la materia prima para la industria textil, maderera y otras.
A través del tiempo, el hombre, en su lucha por dominar la naturaleza, aprendió a usar las plantas y los animales para subsistir; de ellos obtenía alimentos, vestidos y fuego para calentarse. Pero, a medida que las comunidades fueron creciendo, fueron aumentando de igual modo las necesidades de alimentos, y, por consiguiente, la utilización de la flora y la fauna se incrementó hasta niveles muy por encima de las capacidades de regeneración de la naturaleza.
El desarrollo de la agricultura hace que se incrementen las áreas de cultivo, en detrimento de las áreas naturales, lo cual hace que desaparezca también un gran número de especies de plantas. La fauna, que encuentra en estas áreas naturales su hábitat, es decir, el lugar donde vive y se desarrolla una especie animal o vegetal, se ve cada vez más amenazada al tener que buscar otras áreas donde satisfacer las necesidades vitales.
El desarrollo de la industria, que con sus desechos contamina el medio, afecta de igual forma el medio natural y, por consiguiente, a los sistemas vivientes que en él habitan. 

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